Javier Milei fue disruptivo una vez más: el viernes 23 de febrero recibió a Antony Blinken—secretario de Estado de Joe Biden—en su despacho de la Casa Rosada, y 24 horas después se abrazaba a Donald Trump en Maryland cuando ya sabía que era el candidato presidencial del Partido Republicano. Esa apuesta personal, cuestionada al infinito por la administración demócrata, hoy transformó a Milei en el socio estratégico de Trump en América Latina.
“Felicidades por tu formidable victoria electoral”, posteó el presidente en su cuenta oficial en X. Y añadió: “Ahora, Make America Great Again. Sabes que puedes contar con Argentina para llevar a cabo tu tarea. Éxitos y bendiciones. Saludos cordiales”.
Pero el gambito presidencial no terminó en el viaje relámpago a Estados Unidos. Milei avanzó en su relación personal con Elon Musk, que en la campaña electoral se transformó en la figura mediática que apoyó a Trump en los momentos claves. El presidente se reunió tres veces con Musk, que respalda su programa de gobierno y sus ideas libertarias.
En toda la agenda Milei-Musk participó Gerardo Werthein como embajador argentino en Washington. Y esa vinculación diplomática ahora se multiplicará desde su puesto como ministro de Relaciones Exteriores. A diferencia de Macri, que lo conocía pero se recelaban mutuamente, Milei llega a Trump por su WhatsApp o a través de Werthein y su celular personal.
Milei ya definió que viajará a Estados Unidos para encontrarse con Trump. Sería el único mandatario de América Latina recibido por el presidente electo antes de su asunción en enero. Es muy probable que se encuentren en la mansión de Mar a Lago (Florida), aunque todavía no hay fecha establecida.
Trump necesita un aliado en la región frente a la perspectiva ideológica dominante. El futuro presidente de los Estados Unidos no tiene sintonía con Lula da Silva (Brasil), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia y Claudia Sheinbaum (México), y Milei puede transformarse en su pivot geopolítico.
Esto no implica que la región y la Argentina sean una prioridad para el sucesor de Joe Biden en la Casa Blanca. Trump enfrenta una crisis en Medio Oriente, la guerra entre Ucrania y Rusia, la ofensiva global en China, la situación económica en Estados Unidos, y su juicio penal en los tribunales de New York.
Después de esa larga lista, por el vínculo que Milei ya ató con Trump y Musk, podría aparecer la Argentina y sus necesidades económicas.
No hay dudas en el gobierno de que Trump ayudará en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y esa certeza política es avalada entre los asesores políticos y económicos del presidente electo.
Pero Milei deberá esperar que Trump asuma el 20 enero, que designe a su secretario del Tesoro, que se nombre al representante de los Estados Unidos en el FMI, y que Luis Caputo y su equipo mantengan las reuniones obvias con el gabinete de transición republicano.
Cuando todo esto suceda, Trump ayudará a Milei para que consolide su esquema de poder durante 2025, un año atravesado por las elecciones de medio término. Sería un win-win: el Presidente tendría los recursos financieros para levantar el cepo, y Trump ayudaría a su aliado estratégico en América Latina.
Todavía se desconoce cómo será la ayuda, y si sólo implicará al FMI. Pero no hay dudas en el Mundo Trump y en Balcarce 50, que el apoyo político transformado en millones de dólares llegará en los próximos meses.
Al margen del escenario económico, Milei y Trump coinciden en el apoyo completo a Israel frente a los constantes ataques terroristas ejecutados por Irán y sus proxies Hamas, Hezbollah, Huties y la Jihad Islámica.
Esta sintonía global también servirá para consolidar una relación personal y política que inició Milei cuando Trump ni siquiera había empezado la campaña presidencial y Biden aparecía en el escenario como su principal adversario en Estados Unidos.
“Usted es un gran presidente yespero que gane. Espero verlo otra vez. La próxima vez, como presidente”, le dijo Milei el 24 de febrero en Maryland.
256 días después Trump derrotó a Kamala Harris.