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Historia de amor, el amor que se transforma

Ellos vivían en un mismo edificio de departamentos, puertas contiguas, siempre se veían y saludaban cordialmente, cada uno tenía su pareja, su trabajo, sus horarios y sus edades distintas, ella era mayor que él.

Una noche de verano se encontraron los dos en la puerta de sus departamentos, ambos parecían haber estado llorando durante horas, ambos arrastraban una tristeza muy grande, evidentemente algo había pasado y ninguno de los dos quería estar solo.

Intentaron saludarse, pero las palabras no les salieron, apenas se miraron y fue suficiente para que ella entrara al departamento y dejara la puerta abierta para qué el la siguiera al interior. Al pasar él cerró la puerta y abrió la botella de vino que su vecina dejó sobre la mesa mientras buscaba las copas.

Se sirvieron y brindaron por lo nuevo que vendría, sus parejas los habían dejado y era mejor dejarlos atrás para comenzar una nueva historia. En realidad jamás imaginaron que esa historia la vivirían juntos, pero así fue. Las visitas se hicieron habituales, sus charlas hasta la madrugada también. Reían juntos todo el tiempo y la diferencia de edad no importaba para vivir una nueva e intensa historia de amor.

Si bien se  llevaban muy bien los dos eran de carácter fuerte y algunas veces chocaban mucho, se hacían reproches mutuos, ella lo acusaba de ser celoso, a él no le gustaba que ella no fuera más cariñosa. Pequeñas diferencias que los distanciaron un tiempo. El tiempo suficiente para que él encontrara refugio en otra mujer y su vecina tuviera que verlos puerta mediante.

Fueron días difíciles, pero se querían y de alguna manera u otra el pasillo los reunió, sus miradas se reencontraron y charlas mediantes sus puertas volvieron a quedar abiertas como invitación para volver a empezar.

Su relación los llevó a nuevos rumbos, a cumplir sueños juntos, a querer crecer como personas y familia que ya eran. Estaban ilusionados con comenzar una vida nueva  en un lugar nuevo para los dos, con mejores posibilidades para establecerse, formar su hogar y vivir tranquilos.

Tenían todo preparado, no les faltaba nada, se tenían los dos, el uno al otro, y una gran aventura lista para comenzar… Pero hay cosas que no se calculan, hechos que no esperamos, sucesos que desbaratan cualquier plan y nos dejan en jaque sin saber qué pasó…

Ya en camino a esa nueva  vida juntos un automóvil se interpuso en su camino y terminó con todos los sueños de un solo golpe, destruyó todo lo planeado y todo inesperado.

Ella despertó mucho tiempo después en una sala de hospital, ya no era la misma, heridas y cicatrices que llevarían mucho tiempo en curar le dolían, podía hablar muy poco y sólo alcanzó a preguntar por él, su amor, su compañero, y la respuesta que le dieron le dolió el alma, el corazón y mucho más que sus heridas…

Él no había sobrevivido a ese choque fatal, un hombre borracho al volante había terminado todo lo que todavía no había comenzado, o recién había empezado, ella se sintió desfallecer, no tenía muchas fuerzas para recuperarse y curar las heridas físicas, pero sobre todo las sentimentales. Sentía que sin él a su lado no podría seguir adelante.

Sin embargo su familia, sus amigos y el tiempo la ayudaron a levantarse, pero sobre todo ella misma tomó fuerzas de donde no tenía para volver a empezar, nunca le gustó sentirse víctima o débil y tomó todas las herramientas que tenía y tiene a mano para empoderarse y continuar su vida, al cual él hubiese querido y exigido.

Los años han pasado, tiempos buenos y difíciles, mejores y peores, historias nuevas de amor  felices y no tanto, pero él siempre la ha acompañado como un ángel que la cuida, la acompaña, la guía y la protege para que cumpla sus sueños e intente siempre ser feliz.

Porque una gran historia de amor no termina de la noche a la mañana, se transforma en algo bonito con lo cual convivir y aprender a vivir de nuevo. Nos ayuda a levantarnos y seguir adelante, porque los planes cambiaron, el camino es otro, pero la meta es la misma formar un hogar, nuestro hogar con los seres que amamos. Puede ser la familia, los sobrinos, los amigos, los pichichos y sobre todo una misma.

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