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Eva Perón, Evita… Santa Evita… simplemente ella….

Podría nombrarla de tantas maneras, le conocemos tantos nombres, así como cada uno la ve de distintas formas, como una santa o como lo peor que le pudo pasar al país, como la abanderada de los pobres o una mala actriz opotunista que aprovechó su momento… Sea como sea, la veamos como la veamos Evita fue una gran mujer, icónica, influyente, popular, carismática, tuvo poder y una horrible enfermedad que le quitó la vida muy rápido. ¿Podría haber hecho más? ¿Hubiese sido peor? No lo sabremos, igualmente no deja de ser un ejemplo para todos, hombres y mujeres, que quieren dedicarse  a la política o la ejercen, ojalá puedan siempre copiar lo bueno de ella y su capacidad de trabajo.

Eva Duarte, Eva Perón, simplemente Evita nació en Los Toldos, provincia de Buenos Aires y falleció un día como hoy de 1952. Hija ilegítima de Juan Duarte y de Juana Ibarguren, vivió pobremente en su pueblo natal hasta que a los dieciséis años huyó a Buenos Aires. En la capital argentina trabajó como actriz en pequeños locales y en la radio, y a partir de 1935 comenzó a gozar de cierta popularidad, si bien sus papeles carecían de relevancia.

En tales circunstancias conoció al coronel Juan Domingo Perón, en una gala en el Luna Park para recaudar fondos por un terremoto en San Juan, y cuentan que fue el mismísimo Roberto Galán quien los presentó. De inmediato inició una relación íntima con Perón y se casó en 1945. Este mismo año, Perón fue destituido de sus cargos de la secretaría de Trabajo y de la vicepresidencia de la nación y confinado en la isla de Martín García. Entonces mostró Eva su gran energía y carisma para conectar con los sectores nacionalistas del ejército afines a su marido y con los trabajadores, que se habían beneficiado de las medidas sociales impulsadas por Perón desde su puesto.

 La campaña de agitación social que emprendió Evita culminó el 17 de octubre, cuando miles de trabajadores, a los que ella llamó «descamisados», ocuparon el centro de Buenos Aires para exigir la libertad del político, en una de las mayores manifestaciones populares habidas en el país hasta entonces, nacía entonces el peronismo y el día peronista.

Una vez liberado, Perón se presentó a las elecciones de febrero de 1946 y obtuvo un rotundo triunfo. A pesar de la popularidad de que gozaba, ella no aceptó ningún cargo oficial y prefirió impulsar una política social desde la presidencia de una fundación que llevaba su nombre. Financiada con fondos públicos, la Fundación Eva Perón repartió ayudas sociales a los más necesitados.

Evita, como habían comenzado a llamarla las clases populares, se convirtió en el rostro humano del régimen y en el enlace del presidente con las organizaciones obreras, principalmente la Confederación General del Trabajo (CGT). Su particular preocupación por la situación de la mujer la llevó a fundar en 1949 el Partido Peronista Femenino y a promover desde él medidas orientadas a una mejor integración de la mujer en el mercado laboral.

Gracias a su intervención, la legislación laboral articulada durante la primera presidencia del general Perón se tradujo en unas mejores condiciones de vida de los trabajadores y de los sectores hasta entonces marginados de la sociedad argentina. Tampoco permaneció ajena a la situación del pueblo español, y en 1947 viajó a España, en los peores momentos del aislamiento internacional del régimen de Francisco Franco. Su visita estuvo precedida por la concesión del gobierno peronista al régimen español de un crédito millonario para la compra de trigo, maíz, carne, legumbres, etc.

  En 1951, año en que publicó su autobiografía La razón de mi vida, la CGT la postuló como candidata a la vicepresidencia. Sin embargo, la propuesta topó con la férrea oposición de las Fuerzas Armadas, que veían en ella una amenaza en su calidad de portavoz de la línea más radical y reivindicativa del peronismo. Por otro lado, la propia Eva era reacia a aceptar cargos públicos, convencida de que la eficacia de su labor estaba en la proximidad de su relación con la gente. Además, el conocimiento de la grave enfermedad que la aquejaba la indujo a renunciar a la candidatura en un emotivo acto en el que se dirigió a la multitud desde el balcón de la casa de gobierno.

Su muerte significó el inicio de la decadencia del régimen peronista, que tres años más tarde fue derrocado por un golpe militar. El cuerpo de Eva fue momificado al momento de su muerte y para evitar el peregrinaje popular a su tumba, los militares secuestraron y trasladaron el cadáver de Eva Perón a Italia y más tarde a España. En 1975 el gobierno argentino (presidido por la que había sido la tercera esposa del general, Isabel Martínez de Perón) llevó de nuevo a Argentina los restos mortales de Eva Perón. Claro que unos años antes el cuerpo de Evita había sido devuelto a Perón en su exilio en España, de alguna cerrando el círculo de su historia de amor. La historia completa de lo que sucedió con su cuerpo será momento de otro relato, ya que es un tema que me apasiona y actualmente se está grabando una serie sobre eso llamada “Santa Evita” y protagonizada por Natalia Oreriro en el papel de ella.

Hoy en día la tumba de Evita en el cementerio de la Recoleta es de los más concurridos para los visitantes argentinos y turistas extranjeros, muchos más que los de otros políticos o reconocidos argentinos. Ella continúa siendo imán que atrae todo, lo bueno y lo malo, a los ricos y a los pobres, a oficialistas y opositores,  según la conveniencia de cada uno.

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