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Cuando el amor, es amor…

-Gorda, ¿te querés casar conmigo? – hubo, hay y habrá mucha historia tras esa pregunta desde Brasil a un teléfono de línea de una casa en Mendoza…

Una historia que comenzó cuando ella era apenas una nena de 7 años y con la excusa de jugar en la vereda veía a su vecino de 14 años ir y venir. Ella podría ser muy pequeña para saber sobre el amor, pero estaba segura que ese chico sería parte de su vida.

Él estaba en plena adolescencia, tenía su propia vida por el momento y su vecina no pasaba de ser la hija de la amiga de su mamá y la compañera de escuela  de su hermano.

Cada uno vivió su historia, lo que no quitaba que ella continuara jugando a la espía para verlo siempre que podía a él, y él muy de apoco comenzaría a poco a poco a ver con otros ojos a su vecina… los años iban pasando, ellos cambiando y la diferencia de edad de alguna manera se iba haciendo menos notoria.

Ella ya tenía 18 años, había terminado un noviazgo hacía poco y seguía aprovechando momentos para ver a su vecino, un vecino que ya tenía 25 años, que había tenido sus romances, pero no había encontrado el amor todavía.

La timidez y los nervios siempre le jugaban una mala pasada a ella. Cada vez que se encontraban fortuitamente en alguna plaza, o en la calle casi no podía saludarlo de la emoción de verlo y él no entendía por qué actuaba tan raro ella. ¿Se lo podría haber imaginado?

Hasta que un día, literalmente, le tiro el perro en la calle y fue la excusa perfecta para invitarla a salir. Ella no podía creer lo que estaba sucediendo, prácticamente era su sueño hecho realidad… respiró profundo, no sabía qué responder, balbuceó que tenía que preguntarle a su mamá… entró corriendo a su casa, allí sí dio rienda suelta a su emoción, le contó a su mamá y a su hermano quienes la empujaron prácticamente a la vereda para darle la respuesta tan esperada…

Desde ese momento su noviazgo fue mágico, en muy poco tiempo se conocieron más, disfrutaron momentos juntos y fueron descubriendo el verdadero amor que crecía dentro de ellos. Aún no llevaban un año de novios cuando primero se fueron de vacaciones juntos y luego él se iba unos días de viaje con amigos a Brasil.

Era un viaje que él ya había hecho antes, unas vacaciones con amigos que había planeado y deseaba, pero él no estaba cómodo, extrañaba a su amor, le faltaba su otra mitad. Definitivamente  su amor no estaba y él la necesitaba. Entonces hizo lo que todo hombre enamorado hace, o por lo menos hacía hace más de 20 años atrás, una verdadera locura de amor.

Tomó el primer teléfono que encontró, llamó por teléfono a la casa de su novia y casi sin pensarlo lanzó la gran pregunta: -Gorda, ¿te querés casar conmigo? – y ella sin necesidad de ocultar su emoción, en medio de gritos de alegría y lágrimas de felicidad, respondió con sí grande como una casa, ella también se unía a la locura de amor.

Una locura linda de amor que comenzó a tomar forma, comenzaron los preparativos y se casaron apenas unos meses después, ella aún no cumplía los 21 años y sus papás tuvieron que firmar un permiso para que la unión civil se concretara.

Una locura linda de amor en la que él se puso la familia al hombro y lo dio todo por su mujer con el trabajo y las ganas de progresar. Una locura linda la que ella también acompañaba y se la jugaba. Una locura linda que se vio coronada con la llegada de su primer hijo y la felicidad plena que sentían.

Sus vidas, con el pasar del tiempo y los años, tuvo de todo como la de cualquier matrimonio joven… seguramente pasaron por momentos difíciles, pero estando juntos los fueron sorteando y crecieron juntos como familia hasta llegar a su casa propia donde nació su pequeña hija.

Familia y amigos los acompañaron en todo este proceso, y ellos también a sus amigos y familia. Pasaron días complicados por la salud, ella perdió a su mamá por cáncer de mama, y ella misma tiempo después pasó por el mismo diagnóstico, que al ser tomado a tiempo logró curarse y seguir adelante.

También hubo tiempos difíciles económicos y momentos de dudas y conflictos pero lograron seguir adelante. Un adelante que no se detiene, un adelante a progresar y tener proyectos familiares.

Sus nuevos pasos los llevarán lejos de su querida Mendoza, una decisión difícil de tomar para los demás, pero fácil para ellos que tienen todo el amor y la confianza familiar de comenzar una nueva aventura.

Una aventura que seguramente será exitosa, así consigan adaptarse y  progresar en un nuevo lugar, como si no… Porque es una aventura juntos donde sabrán tomar lo bueno y lo malo. Lo importante es que se animan a vivir una vida diferente en pos de una mejora, en pos de cambiar y no quedarse a ver qué pasa.

Cuando el amor, es amor todo se puede, todo se consigue. Cuando el amor, es amor las cosas son claras y no hace falta más. Cuando el amor, es amor, todos nos damos cuenta, acompañamos y apoyamos las decisiones.

Cuando el amor, es amor, no hay mucho más por decir… muchas felicidades, muchas fuerzas, abrazos y más amor…

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