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Bomba de tiempo

Soñé con un príncipe, tenía un maletín a su lado y él estaba apoyado sobre un Omero,  un árbol de unos diez metros de altura, de copa redonda, que  tiene flores blancas en corimbos… son esas florcitas pequeñitas que se “vuelan” con un suave soplido.

El príncipe tomó una de las flores entre sus manos, las acercó lentamente hasta su boca, las sopló muy despacio y sus pequeños pétalos caían  sobre mi rostro, podía sentirlos como si estuviera despierta.

Me levanté de muy buen humor, aunque ese príncipe me recordaba a mi jefe, ex jefe en realidad. Cuando comencé a trabajar en el laboratorio su sola presencia me intimidaba un poco, era alto, buen mozo, lo sabía todo y cuando me hablaba me dejaba sin aliento. Fue una de las mejores etapas de mi vida.

Con él compartíamos mucho tiempo juntos, nos gustaba trabajar a la par, no lo sentía mi jefe, sino un compañero más y me gustaba sentirme respetada por él, escuchada y hasta querida. Siempre decía que confiaba mucho en mis conocimientos y que podía llegar muy lejos.

Pero eso fue antes que el Covid cambiara nuestras vidas. El laboratorio pasó a ser una carrera imposible por encontrar una vacuna y después se convirtió en una verdadera pesadilla por hacer lo que sea por hallar un nuevo virus, crearlo o lo que fuera por seguir siendo imprescindibles, por seguir siendo héroes.

Mi jefe fue quién más cambio, pasó  a ser un demonio,  llevaba siempre consigo un maletín negro, ya no hablaba sino que daba órdenes a los gritos, siempre quería más, no tenía nada de paciencia, dejó de respetarme y yo sólo quería omitir la presión y la angustia que me significaba seguir en ese lugar.

Un día no pude más… ante un grito que me dio en medio de todos, llena enojo y frustración le grité aún más fuerte: – Señor sorete, sin comentarios por favor, no puede tratarme de esta manera, no lo merezco.

Él me miró de arriba abajo y con desprecio dijo: – Me equivoqué con vos, no servís para esto, tomá tus cosas y ándate, recursos humanos se comunicara con vos. Sin volver a mirarme tomó su maletín negro y se encerró en su despacho.

Y aquí estoy en mi nueva realidad, lejos de la vorágine del laboratorio, con la tranquilidad de trabajar por mi cuenta, aunque extraño los buenos tiempos allí y lo imprescindible que me sentía.

Un tiempo después otra vez soñé con un príncipe, era el mismo sin duda alguna pero enfermo, se encontraba encorvado, muy pálido y ojeroso. Estaba sobre el omero  lleno de flores cuyos pétalos volaban por todo el lugar haciéndolo toser, estaba muriendo, sentía mucho dolor y con lo último de sus fuerzas me entregaba su maletín…

De pronto oí que me llamaban  a la puerta, me desperté sobresaltada y con mucha angustia, el sueño había sido una terrible pesadilla.  Fui a ver quién llamaba, no había nadie pero si vi sorprendida, como si fuera una verdadera bomba de tiempo, el maletín de mi ex jefe en el piso con una nota: Siempre confié en vos, vos podés hacerlo…

Miré para todos lados y no vi a nadie, entré a buscar el celular para ver si me ayudaba a entender qué pasaba. Tenía mensajes de mis ex compañeros del laboratorio avisándome que mi ex jefe había muerto en medio de una investigación y experimento con una flor blanca.

La presión aumentó en mi pecho, me costaba respirar, mi corazón latía cada vez más fuerte, la imagen del príncipe muriendo se venía a mi  cabeza… no estaba preparada  para hacer algo, ya no quería ser imprescindible, mucho menos quería convertirme en el ser despreciable que fue mi ex jefe… Volví a la puerta de casa y orienté  el maletín, la bomba de tiempo, a otro lado… para que alguien más la desactivara o pasara el tiempo y estallara sola…

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