
Gabriel soñaba con pasar un día especial lleno de aventuras con su papá, pero ya empezaba a creer que no podría ser ya que él siempre estaba trabajando, hasta los fines de semana, y nunca tenía tiempo… Un día encontró un candado viejo con llave que no se estaba usando en la casa, entonces se le ocurrió una gran idea… Un domingo cerró con el candado la puerta del escritorio de su papá (como la oficina estaba cerrada el fin de semana trabajaba desde el escritorio) y escondió muy bien la llave…
Cuando fue al escritorio el papá se dio cuenta que Gabriel había colocado el candado, pues no había nadie más en la casa, al principio se enojó mucho, pero al ver llorar a su hijo por el reto se dio cuenta del intento desesperado de él por un poco de atención, y la verdad que un día de descanso no vendría mal… Así que le siguió el juego y se prepararon para un día de aventuras…
Subieron al auto con una sonrisa de oreja a oreja los dos y se encaminaron hacia la montaña, había nevado así que disfrutarían de la nieve… Al llegar al lugar indicado sacaron las alfombras del auto para tirarse por la nieve, iban y venían todo el tiempo y cada vez subían más alto… en una de las subidas encontraron una cabaña muy pequeña, entraron y vieron una mesa con una rosa y un dado encima… Gabriel tomó el dado y su papá la rosa y como por arte de magia aparecieron en medio de un bosque lleno de color y animales, se miraron sorprendidos e intercambiaron los objetos, entonces volvieron a la cabaña… pusieron de nuevo en la mesa la rosa y el dado y salieron…
Pero tuvieron curiosidad y entraron nuevamente, el papá tiró el dado al aire, lo tomó nuevamente mientras su hijo tomaba la rosa y aparecieron en una isla del caribe… jugaron un poco allí, hasta entraron al mar y se divirtieron mucho… Cuando se cansaron tomaron nuevamente la rosa y el dado y volvieron a la cabaña…
Decidieron volver a su casa ese día… pero cada domingo salían temprano hacia la cabaña para nuevas aventuras juntos…


