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Alberto Fernández: de la guerra a la terapia de grupo

El presidente Alberto Fernández cierra en el Centro Cultural Kirchner (CCK) una nueva convocatoria del Consejo Económico y Social (CES) rodeado por los dirigentes de su máxima confianza. Este acto se da en medio de los chispazos que aún quedan de la interna librada con el kirchnerismo, a la que intentan ahora ponerle paños fríos públicamente desde ambas terminales oficialistas.

En un discurso donde pidió terminar con las desigualdades en el mundo después de la pandemia, el Presidente llamó a conciliar posiciones y utilizó, para transmitir esa intención, una charla que tuvo ayer con integrantes de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT). “Les planteaba, ‘miren, hemos probado mil formas: nos peleamos, discutimos… ¿Por qué no probamos de sentarnos a una mesa, contarnos qué nos pasa? Hagamos una suerte de terapia de grupo y encontremos una solución dialogada. Démosle una oportunidad al diálogo”, señaló el funcionario.

Después de terminar su alocución y de agradecer, el mandatario apeló a un último mensaje antes de irse: “Dense cuenta de la gran oportunidad que tenemos. Una vez probemos en ponernos de acuerdo”.

ACUERDO CON EL FMI Y UNA AUTOCRÍTICA POR LA INFLACIÓN

En sus palabras, Alberto Fernández defendió el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que ahondó las rispideces entre su séquito de ministros y el kirchnerismo. Dijo que desde hace “mucho tiempo” propone crecer a futuro, pero consideró que “el escenario no estaba dado” por la presión primero de los acreedores privados y, después, de las obligaciones con el organismo crediticio. “Había que despejar esos problemas para poder animarnos a pensar en el futuro. Ese escenario ha empezado a despejarse y ahora ya tenemos claro dónde está el horizonte”, señaló.

Pese a que destacó la baja en la tasa de desempleo, el mandatario hizo una autocrítica al respecto de la inflación y contó el ida y vuelta que tuvo con el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Es cierto que la inflación se complica por el escenario internacional, pero ayer hablamos con Martín y de los 50 puntos de inflación debe haber diez que tienen que ver con la guerra, pero hay 40 que son nuestros. Eso está mal, nos daña a todos”, admitió el Presidente.

“El capitalismo necesita de gente que consuma, un capitalismo que prescinde de los consumidores se suicida. Tenemos que garantizar el consumo de nuestra gente para que el capitalismo siga vivo, que el que invierta tenga ganas de invertir para crecer. Nada lastima más que la inflación. Lo que sentimos es que lo que ganamos nos dura poco, no nos deja ahorrar, proyectar ni crecer para futuro”, comentó el mandatario.

El funcionario dijo que también mira “con intranquilidad” que haya más de un millón de argentinos “que viven de un plan que les da el Estado” y remarcó la necesidad de que esas personas alcancen un trabajo formal, frente a una serie de referentes sociales presentes en la reunión. No obstante, halagó el desarrollo de la economía popular.

“No podemos hacer de cuenta que no existen. Debemos darle un marco regulatorio distinto al de la economía formal para incorporarlos y hacerlos parte de la economía argentina. Esa economía ha llegado para quedarse por mucho tiempo y no podemos esperar que el crecimiento derrame sobre ellos, porque el derrame no existe. Lo que se derrama va al bolsillo del poderoso, no va a los pobres”, planteó Fernández, que pidió también trabajar por las desigualdades de género y por la agenda ambiental.

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