Es ocioso decir que Mendoza es la «tierra del sol y del buen vino», frase que es una marca registrada. Pero la herencia española y mediterránea de beber vino, comenzó pronto a erosionarse al conocerse aquí otra bebida alcohólica, más refrescante y de menor graduación: la cerveza. El viernes la cervecería Andes celebró sus 100 años de vida.
Ya en las invasiones inglesas (1806 y 1807) se tiene conocimiento de la instalación de una cervecería en Buenos Aires. Pero sería a fines del siglo XIX con la llegada de inmigrantes de otras regiones de Europa, como Alemania, cuando la rubia bebida comenzaría a popularizarse, alcanzando furor a principios de la pasada centuria. Precisamente en Mendoza, en 1921 se abría la primera y más grande fábrica de la región: Cervecería Andes, que festejó su centenario, y es tan mendocina como el más noble de los varietales vinícolas.

El autor intelectual de la creación de la fábrica fue Otto Sebastian Bemberg, hijo de Otto Peter, el alemán pionero de este rubro. Habiendo ya creado la famosa cerveza Quilmes en 1890, el heredero del imperio Bemberg (familiares de la cineasta María Luisa Bemberg) miró luego hacia el Oeste, y descubrió en Godoy Cruz el lugar ideal para comenzar a fabricar la cerveza. Lo deslumbró la majestuosidad del paisaje, con el telón andino de fondo, y por la pureza del agua, elemento esencial para elaborar la bebida a la máxima calidad. Por eso la llamaron «Maltería y Cervecería Los Andes», y se comenzó a envasar cerveza y a fabricar hielo, producto de gran demanda para conservar alimentos, ya que en esa época las heladeras eran sólo ensayos de pioneros tecnológicos.
En 1967, se fusionó con la Cervecería del Norte Argentino, dando lugar a una nueva fábrica conocida de allí en más como Cervecería de Cuyo y Norte Argentino SACIF. Años después, con la inclusión de la planta de agua mineral Eco de los Andes (con participación de capitales franceses) volvió a cambiar su razón social a Cuyo y Norte Argentino S.A.
La ubicación de la planta fabril, en el viejo carril Cervantes, no fue azarosa, ya que cuenta con el curso de agua del zanjón Cacique Guaymallén y entonces con la cercanía del ferrocarril, para la salida de la producción y la entrada de los insumos. La fabrica se identifica por su imponente torre, que fue restaurante entre los años 1967 y 1971, y su rojo cartel luminoso, que era visible desde casi todos los puntos del Gran Mendoza servía como punto de referencia insoslayable.
Junto a la vida de los mendocinos
Tan arraigada esta esta fábrica de cerveza, que ya en los años ’40 ofrecía sus tradicionales productos: Andes blanca, y Cóndor negra, deleite de los mendocinos y provincias del Oeste argentino, y cuya publicidad radial es recordada por los memoriosos que vivieron esa época.
Y si de cóndores hablamos, hubo otro que se asoció a la cerveza mendocina y marcó un recuerdo imborrable en el deporte local: Ernesto Contreras, quien fuera apodado como el Cóndor de América, luego de sus inolvidables hazañas ciclísticas en la década del ’70, durante la exigente prueba que unía a Mendoza con Chile, el Cruce de los Andes. Precisamente la marca de cerveza fue el principal auspiciante del Negro Contreras, quien además trabajó durante años en la fábrica.

La gran cantidad de empleados de la factoría, hizo que a fines de la década del ’80 se unieran unos 200 de ellos, en forma cooperativa, y erigieran en Maipú, cerca del Parque Metropolitano, un barrio con 250 viviendas, al que bautizaron como barrio Cóndor y Andes, en honor a su fuente de trabajo.
Otro arraigo popular que asocia a los mendocinos con la cervecería es la tradicional Fiesta Provincial de la Cerveza, que nació al impulso de la empresa en 1978 y pese a sufrir alguna intermitencia, hoy está posicionada, después de la Fiesta Nacional de la Vendimia, como una de las celebraciones más importantes de Mendoza.

La primera edición se realizó entre el 19 y 25 de noviembre de 1978 en la plaza departamental de Godoy Cruz, con puestos de venta exclusivos de la marca Andes. Se realizaron cuatro ediciones más, y luego dejó de hacerse, hasta que a fines del 2008 se retomó la idea, pero ya sin la presencia unipersonal de la monumental cervecería, sino como la sumatoria de pequeños productores artesanales y algunas fábricas del país, incluida, sin dudas, la cerveza de los mendocinos.
Fuente: Diario Uno





