Ella tenía todo para contar, las palabras parecían que salían a borbotones de su boca, pero no podía difundir todo lo que tenía dentro, sería un sincericidio absoluto que no le convenía, debía tener autocontrol, callarse y no decir nada de lo que pudiera arrepentirse.
Un viaje le vendría muy bien para evitar decir lo que quería decir pero no debía, metió sus cosas en una valija para tomar un colectivo que la llevara a la nada misma, donde nadie tuviera que oírla, donde nadie la conociera y donde a nadie le importaría lo que tenía para decir.
Llegó a la nada misma y allí estaba justo la persona menos indicada, justo el que no debía saber nada, justo aquel que no debía escucharla. Entonces vio un globo aerostático a punto de partir y sin dudarlo subió para evitar el peor error de su vida.
EL globo llegó hasta la cima de un cerro y se sintió mejor, podía volver a respirar tranquila, cerró los ojos por un instante y cuando los abrió vio que alguien le ofrecía un mate. Lo tomó, tragó saliva y miró a quien se lo dio, no podía creerlo, él no podía haber llegado hasta allí, se restregó los ojos, y sí, era él… la única persona a la que no quería ver por lo menos ese día…
- Sí no querías verme hoy no tendrías que haber dejado tantas pistas para que te encontrara…
Y allí se dio cuenta de todo… había soñado con él y en ese sueño se había dado cuenta que estaba enamorada de su mejor amigo, y no se lo quería decir, le daba un poco de vergüenza, siempre había dicho que eso nunca pasaría…
Sin querer, había tratado que el sueño no se hiciera realidad, y pasó todo lo contrario, estaba justo en el lugar del sueño donde le confesaba su amor a su amigo de toda la vida… exactamente allí…
- Quería evitar este momento, pero evidentemente es inevitable. Por cierto, ¿dónde te dejé pistas?
- En mis sueños…
La tomó de la mano y estando frente a frente besó a su mejor amiga, a su amor, a la dueña de sus sueños… y de su futuro…
