Abel y Valeria se amaban mucho, llevaban una eternidad juntos, habían compartido miles de momentos y situaciones mágicas que los iban uniendo cada vez más, era imposible que algo o alguien los pudiera separar.
Decidieron hacer algo nuevo para ellos, un viaje el globo, gracias a los protocolos de seguridad y saneamientos ya podrían hacerlo y Abel se animó a ir un poco más allá y creyó que podría pilotearlo solo sin necesidad que alguien más los acompañara en esta nueva aventura. Valeria no estaba tan segura de esto último, pero con fe ciega siguió a su amado, como lo haría y hacía siempre.
Fue así que partieron rumbo a Junín donde harían la travesía y desde lo alto podrían ver el bello paisaje de la provincia con sus campos verdes, cerros, ríos y lagunas. Una vez que estuvieron con el globo estabilizado Abel se hincó ante su amada, con una bella alianza en su mano y lágrimas en sus ojos le preguntó si se casaría con él. Valeria muy emocionada, con lágrimas en los ojos también, un nudo en su garganta se arrodillo ante su amado, lo abrazó y le dijo un fuerte sí al oído….
Los dos se abrazaron, se besaron y por un momento casi olvidan que estaban volando en globo, hasta que sintieron un fuerte movimiento, el viento había aumentado apagando el fuego que los hacía estabilizarse. Con maniobras torpes Abel logró tomar un poco el control y fueron bajando lo más despacio posible al lugar donde fuera. Los dos estaban aterrados, no sabían dónde estaban, sólo se tenían el uno al otro y eso siempre les bastó.
Imaginaron que los irían a buscar al día siguiente porque ya había oscurecido, no tenían ningún tipo de señal en el teléfono así que tratando de estar lo más tranquilos posibles se abrazaron y acurrucaron juntos, comieron la merienda que llevaban y agradecieron que fuera verano porque no era una noche helada de invierno.
Allí comenzaron a imaginar su casamiento, su casa, su nueva vida juntos; si es que se podía estar más juntos… Y allí soñaron, creyeron y sonrieron en un futuro prometedor, se amaron como tantas veces antes en lugares increíbles, estaban felices a pesar de la circunstancia en la que se encontraban, porque no dejaban de ver el lado positivo de todo.
Al otro día muy temprano, con la salida del sol los encontraron y volvieron a la vida real… unas semanas después Valeria le pidió a Abel volver a hacer un viaje en globo, pero esta vez con acompañante (no quería otro accidente), el accedió sorprendido, veía a su prometida rara desde hacía un tiempo y estaba intrigado por si estaría ocultándole algo.
Una vez que estuvieron en el globo, esta vez en San Carlos, Valeria se hincó ante su amado, con una sonrisa, lágrimas en los ojos y la poca voz que le provocaba la emoción le dijo que después del anterior viaje algo importante había cambiado entre ellos y le mostró el resultado de un test de embarazo positivo. Sin entender en un principio Abel se arrodilló junto a su amada llorando desconsoladamente y le dijo al oído que lo hacía muy feliz…
A partir de entonces sus planes cambiaron un poco, pero el amor se multiplicó por mil y su felicidad no tiene dimensión, claro que no todo es color de rosas, pero se tienen uno al otro y eso es más que suficiente…
