Nunca, nunca lo imaginé, nunca lo pensé o creí que algo así sucediera…. Nos conocimos de niños, pero nunca, nunca sospeché que habría una vez juntos…
Tal vez, tal vez alguna vez creí que podría haber algo entre los dos, pero fue muy lejos en el tiempo en un hotel por la costa…
Y aquí estamos, desnudos enredados entre las sábanas después de habernos conocido de un modo distinto y ma ra vi llo so … ¿quién lo hubiera dicho?
Nos encontramos, o reencontramos en realidad por amigos en común, porque es verdad lo que dicen que Mendoza es un pañuelo… Hablamos, intercambiamos números de teléfono, alguna que otra juntada entre amigos… Y así risa va, risa viene, copita va, copita viene, mirada va, mirada viene, roce va, roce viene, beso va, beso viene – beso viene y beso va …. Terminamos enredados entre las sábanas, como les decía antes.
Fue sorprendente, porque cuando no te esperas algo, todo te sorprende, sobre todo la química que tuvimos y como juntos fuimos entrando en climax, en calor, en la misma sintonía para disfrutarnos y conocernos de la mejor manera: con caricias, roces, abrazos, besos y todo lo que una buena noche de amor implica…
No sé si esto seguirá o no porque tenemos distintas realidades y circunstancias, ojalá que sí… pero si no es así fue una experiencia que nunca voy a olvidar y siempre recordaré de la mejor manera, con una sonrisa y algún que otro mensajito…
