


En el estadio cubierto Aconcagua Arena se vivió una emotiva Misa en conmemoración por los 90 años de la Arquidiócesis de Mendoza. El año jubilar comenzó el 8 de diciembre de 2023 y culminará este año en la misma fecha, pero el sábado 20 de abril con 7,500 personas presentes se festejó y ojalá se sigan sumando muchos más en las próximas actividades.
Desde las 19 comenzó a arribar la gente y la celebración que debía comenzar a las 20, se retrasó algunos minutos porque había mucha gente que estaba ingresando todavía. Como estaba previsto, todo inició con la entrada de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la Arquidiócesis. El recibimiento por parte de los presentes fue con los pañuelos en alto, saludando el paso de la Virgen custodiada por dos granaderos y llevada en andas por los miembros de la cofradía.

Encabezando la procesión de entrada y portando la cruz ingresaron los seminaristas del Seminario Arquidiocesano, seguidos por los diáconos permanentes, los sacerdotes y luego los obispos. Durante la misa se vivieron momentos de profunda participación y gozo gracias a la música que fluía del coro diocesano Juan Pablo ll compuesto por más de 60 coreutas y unos 11 músicos dirigidos por el Pbro. Raúl Olguín.
Durante la homilía Monseñor Marcelo Colombo, que presidió la Eucaristía, hizo un llamado especial: “Por eso les pido a los sacerdotes y sus comunidades que puedan prolongar esta disponibilidad misionera de hoy en sus parroquias y decanatos. No sólo a lo largo de este año, sino como estilo permanente de vida y ministerio de todos y cada uno. Para ser la Iglesia en salida, la Iglesia de los Apóstoles.”
También recordó a los obispos que lo precedieron en el ministerio episcopal en esta tierra: “Hacemos memoria agradecida de los obispos que nos precedieron en el pastoreo de esta familia del Señor en Mendoza. Mons. Verdaguer, Mons. Buteler, Mons. Maresma, Mons. Rubiolo, Mons. Arancibia y Mons. Franzini, cada uno según su tiempo y con sus dones enteramente entregados al Reino de Dios constituyeron la referencia del Buen Pastor entre nosotros.”
Casi en el final de su alocución hizo referencia a la tarea pastoral de la Iglesia con los sectores más desfavorecidos y dolientes: “Nuestras pastorales de trinchera testimonian la presencia del Señor entre nuestros hermanos más pobres. En la primera línea del fuego del dolor y la exclusión, nuestros voluntarios y voluntarias hacen visible el poder del amor que genera el milagro cotidiano, muchas veces trabajoso y artesanal, de contribuir con un poquito de dignidad a tantos que sufren y no cuentan para el sistema.”



Todos llamados, todos enviados, todos celebrando
El día de festejos comenzó con una misión que llevaron a cabo principalmente jóvenes de las parroquias y colegios de Mendoza por la ciudad, en la terminal, en plazas y en la cárcel. Jóvenes que una vez terminada la misión asistieron a la misa en el estadio y contagiaron de alegría y regocijo a todos los presentes.
Sin contar que después de la misa tanto jóvenes como los «mayores de 30» disfrutaron y bailaron al ritmo de Andrés Rosales, Los Chimeno y La Klave.



Y todo esto me hizo recordar cuando tuve «menos de 30» e ir a la Fiesta Diocesana en el teatro griego Frank Romero Day era lo más espectacular del año para la Iglesia, donde miles y miles de jóvenes nos acercábamos desde distintos puntos de la provincia, con la remera de color de cada decanato para compartir una jornada sin igual, donde se sentía la fe de todos y queríamos agasajar no sólo la Virgen del Rosario, sino a Dios y a toda la comunidad.
Esos tiempos se perdieron, todos cambiamos; la Iglesia, la sociedad, la comunidad, el día a día nos fue llevando por otros caminos, nos dejamos llevar y nos alejamos de lo importante o lo que nos hacía bien al corazón.
Ojalá este año jubilar nos permitamos volver a vivir esos momentos de alegría, canto y compartir juntos, como Iglesia, como parroquia, como comunidades, como grupos… desde lo pequeño hasta lo más grande y quien dice tal vez terminemos celebrando a lo grande con un teatro griego a tope, lleno de feligreses precisamente felices de festejar el amor de Dios, Jesús, el Espíritu Santo y María.

