A fin de año se trató de llegar a un acuerdo de paritaria en la provincia, el cual no terminó de convencer a los trabajadores porque estaba lejos de sus expectativas y por decreto se terminó de definir por decreto en algunos sectores.
Días después se dieron a conocer los aumentos en servicios que se venían, más la suba del combustible casi constante, sumando el último aumento de patentes previstos.
Y entonces no tiene correlación el poco aumento de los salarios, con la suba de impuestos, servicios más la inflación constante.
Encima los acuerdos que se llegaron en diciembre para los salarios no se terminan de concretar, como es el caso de los contratados y prestadores de servicios de salud que les ofrecieron un 20 % de aumento y sólo han podido facturar con un 10% porque aún no se firma el decreto correspondiente. Debido a esto AMPROS (Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud) convocó a un paro este 5 y 6 de febrero en defensa de estos trabajadores.
Por todo esto me parece una falta de respeto que no se trabaje con seriedad y no se concreten las promesas, así como que se digan y se desdigan aumentos.
Antes de comenzar el año se tendría que haber previsto todo esto, sobretodo el tema de las escuelas, de que manera se iba a trabajar y no improvisar ahora cuando faltan semanas para comenzar las clases.
Es verdad que la pandemia cambió muchas cosas, pero también es cierto que se tuvo mucho tiempo para saber cómo trabajar, cómo dar los aumentos necesarios de salarios y cómo ordenar las arcas estatales sin meter mano en los pobres bolsillos de los mendocinos. Hay que coherentes y dar a recibir todo acorde a las necesidades de todas las partes.