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Hallaron sin vida a los andinistas argentinos que eran buscados en la cordillera del lado chileno, suspendieron la extracción de los cuerpos por el mal tiempo

Los Carabineros de Chile informaron este lunes que, luego del despliegue de un equipo multidisciplinario en la alta montaña, específicamente en el Cerro Marmolejo de la Cordillera de Los Andes, “la división del Grupo de Operaciones Policiales Especiales GOPE encontró los cuerpos de tres andinistas que se encontraban desaparecidos”.

Según publicó el sitio de noticias chileno Meganoticias, uno de los pilotos de la empresa Rotortec, Francisco Fluxá, fue quien aseveró haber divisado a los deportistas. “Ninguno hizo señales al helicóptero”, aseguró el piloto, quien explicó que en estos momentos hay una temperatura de 15 grados bajo cero en esa zona de la cordillera.

Se desconocía en ese entonces en qué condiciones de salud se encontraban, pero las expectativas no eran buenas. El posteo de Carabineros confirmó las sospechas luego de que a la zona llegó el personal de GOPE para ir en busca de los tres argentinos.

Tras realizarse una operación de descenso en el lugar en el que habían sido divisado los cuerpos, se pudo comprobar que correspondían al guía mendocino Ignacio Lucero, el intendente de la localidad pampeana de General San Martín, Raúl Espir, y el escribano Sergio Berardo, ambos oriundos de La Pampa.

Los cuerpos fueron encontrados en una zona cercana al último punto registrado por el rastreador GPS de los andinistas, informó la agencia Noticias Argentinas.

El hallazgo de los cadáveres estuvo a cargo del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) de Carabineros, que había iniciado las tareas para rescatarlos del cerro.

La extracción de los cuerpos

Suspendieron la extracción de los cuerpos de los andinistas argentinos hallados en la Cordillera de Chile. El capitán Camilo Carvacho del GOPE explicó que debido a las malas condiciones climáticas debieron parar el operativo.

“El equipo BOPE se encuentra realizando la extracción de estas personas al campamento base que se encuentra a 4.800 metros sobre el nivel del Mar”, dijo Carvacho en un video.

“Las labores de extracción serán suspendidas debido a un frente de mal tiempo para poder encontrar las mejores condiciones climáticas y poder realizar la extracción hasta la comuna de San José de Maipo”, agregó.

Uno de los cuerpos de los excursionistas fue llevado al campamento que tiene montado el GOPE y los otros dos quedarán georeferenciados hasta que las condiciones climáticas permitan su extracción

Por cuestiones de jurisprudencia, desde este fin de semana el Ejército de Chile se hizo cargo del caso y tres helicópteros y rescatistas por tierra comenzaron con la búsqueda.

El último contacto que se tuvo con los tres andinistas fue el pasado miércoles, cuando el GPS informó que se encontraban a 5.800 metros sobre el nivel del mar: desde aquel momento nadie supo más nada de ellos.

Nacho Lucero, una vida en la montaña

Uno de los 3 andinistas que era intensamente buscado desde hace varios días en la Cordillera de los Andes, a la altura del cerro Marmolejo (del lado chileno), era el mendocino Ignacio Javier Lucero.

Nacho, como lo llaman a Lucero, era un andinista y guía de montaña experimentado y muy conocido en el ambiente por su amor por la montaña, a quien le dedicó la vida. A lo largo de su vida marcó distintos récords en los picos y cadenas montañosas más importante del mundo.

El 3 de octubre de 2011Ignacio Lucero sufrió un infarto masivo en Nepal mientras intentaba hacer cumbre en el Manaslu (en la cordillera del Himalaya). Fue a los 7.350 msnm, lo que lo obligó a bajar a la fuerza, con asistencia. En esa misma expedición, horas después y mientras lo operaban, Nacho sufrió un ACV. Ese día volvió a nacer y, tiempo después, regresó a la montaña (su lugar en el mundo) para continuar con sus aventuras.

Hace poco más de un año, el 3 de octubre de 2022, en el mismísimo lugar donde había tenido que abandonar forzosamente la primera expedición (también a los 7.350 msnm) exactamente 11 años antes, una tosca de nieve golpeó el casco de Nacho en su segundo intento por hacer cumbre en el Manaslu. El casco del andinista se rompió, la linterna dejó de funcionar y –teniendo en cuenta de que eran las 23 y estaba oscuro-, otra vez debió bajar al campo base.

“Fue exactamente en el mismo lugar, no cerca o al lado, ¡en el mismo punto! Eso me trajo algunos fantasmas, el hecho de haber vuelto y llegar hasta el mismo lugar me hace pensar en algo misterioso, como que hay otro orden. Porque con la razón y la lógica, hacés una lectura. Pero en la noche, en el misterio, ves cosas que son quizás más difíciles de creer, esas casualidades que me revuelven cosas. Porque volver a hacer ese camino de regreso al campo base, dando de a 7 pasos y parando es algo que ya me había pasado. En 2011, por haber sufrido un infarto, y ahora -otra vez- por tener la linterna rota y no podía ver nada. Me pregunté varias veces ‘¿¡qué hago acá, de nuevo!?’ en ese momento. Pero cuando sale el sol y hay luz de vuelta, volvés a esperanzarte. De hecho, en esta última expedición, y dos días después de haber tenido que bajar por la rotura del caso y la linterna, ¡volví a intentarlo!”, reflexionó Nacho hace un año, cuando regresó a Mendoza y con la sapiencia de quien vivió por y para la montaña.

Me redimí con el Manaslu, tuve paz. En mi cocina tengo una foto gigante de él y lo miro todos los días. Fue un buen intento, yo no lo vi como una revancha ni un resentimiento. Simplemente quería hacerlo, abrazarlo. Es una montaña maravillosa, muy bella, muy cargada de nieve y con muchas complicaciones. Quiero volver, mi juego es hacer cumbre y sigo con ese pendiente. Pero no soy suicida”, agregó el mendocino a Los Andes hace poco más de un año.

En octubre de 2022, Nacho Lucero aprovechó el regreso al Manaslu 11 años después, además, para dejar parte de las cenizas de su perro Oro, aquel que lo ayudó en la recuperación post infarto y ACV y con el que, luego de la rehabilitación, pudo regresar a la montañaOro falleció en noviembre de 2020 y era un personaje muy querido en el mundo del montañismo también.

El primer viaje al Manaslu,en 2011,cambió para siempre la vida de Nacho Lucero. Como suele decirse, marcó un antes y un después. Y es que no todos los días uno sufre un infarto masivo, seguido de un ACV, ni tampoco es para cualquiera vivir para contarlo. Pero Nacho lo hizo, se recuperó y –lejos de tirar la toalla-, regresó a la montaña ni bien pudo. Incluso, en 2021 –y en un periodo de 90 días-, escaló el monte más alto de Alaska y estuvo de expedición en las montañas más impactantes de Pakistán.

Pero regresar a Nepal y volver a intentar el Manaslu era su “gran pendiente, gran”. Y pudo concretarlo el año pasado. “El 31 de agosto salí de Mendoza. Antes de viajar estuve aclimatándome en Bolivia y tuve un edema, además de contagiarme de Covid-19 dos días antes de partir. Me costó mucho recuperarme, sentía mucho dolor de cuerpo y piernas. En un momento pensé que no iba a poder ir, pero me recuperé y, paso a paso, pude viajar. Recién el 31 de agosto me dio negativo el PCR y pude viajar”, rememoró Nacho. “Afortunadamente no tuve ningún evento cardíaco ni sensación de ahogo, pero sí estaba cauto. Cuando sentía algo extraño, me preguntaba a mí mismo: ‘¿eso será un infarto?’, y después de pensaba: ‘no, no, falsa alarma’”, siguió.

“Fue otro intento, pero me volvían cosas a la cabeza permanentemente, esa idea de que la lógica me decía que no tenía que ir (por el edema un mes antes, por el Covid-19 después y por otros episodios de diarrea). Pero fui y lo disfruté. Fue intensa la expedición, y me gustaría volver a hacerlo”, continuó.

Las coincidencias marcaron aquel segundo viaje de Ignacio Lucero al Manaslu. Las más llamativas, sin dudas, tuvieron que ver con la coincidencia de la fecha y del lugar exacto donde debió abandonar el ascenso, y ambas fueron casuales. “Que haya coincidido con el 3 de octubre fue algo totalmente casual y de lo que me di cuenta en el momento en que tuve que empezar a bajar. De hecho, iba a intentar salir a hacer cumbre el 2 de octubre, pero había unos compañeros y compañeras que no llegaron, por lo que estiramos la salida de esta expedición para un día después”, repasó el mendocino oportunamente.

Así llegó el 3 de octubre de 2022, el día en que se cumplían los 11 años del infarto masivo y posterior ACV. La expedición partió con destino a la cumbre y junto con Nacho iba otro compañero (Pablo), acompañado por un sherpa. “Pablo llevaba oxígeno, por lo que la diferencia al momento de caminar es exponencial. Yo iba sin oxígeno –porque es mi juego y me he propuesto hacerlo así-, e iba más atrás. A eso de las 23, llegué a la altura exacta donde sufrí el infarto en 2011 y en el lugar me pegó una tosca de nieve en el casco, lo que me rompió la linterna. En ese momento quedé ‘ciego’, y no pude ni subir ni bajar más”, reconstruyó Nacho Lucero sobre el principio del fin de aquella expedición.

Completamente a oscuras y como pudo, Lucero intentó emprender el regreso hacia el campo base (ubicado a 6.800 msnm). “Un ratito que te quedás quieto y te congelás. Como no podía ver, me detuve y se me empezaron a enfriar pies, manos, todo el cuerpo. No sabía qué hacer, mi compañero estaba más arriba y yo empecé a bajar a ciegas, a hacer los rapeles y bajar con las cuerdas. Me dio un poco de miedo. Por ahí algún porteador o sherpa que pasaba cerca hacía algo de luz, y ahí aprovechaba para encontrar las cuerdas. Llegué al campo base a las 3 am, medio congelado. Y la última parte la pude hacer entre sherpas, aprovechando algo de luz”, siguió Ignacio.

A raíz del congelamiento en sus extremidades, el andinista padeció un cambio de sensibilidad en las puntas de los dedos de pies y manos y se quedó a 6.800 msnm –primero- para luego quedarse en el otro campo base de los 6.400 msnm. “Me quedé con la idea de hacer otro intento, por lo que al otro día volví a subir a 6.800 msnm. Ese día las condiciones estaban dadas para hacer cumbre y algunas personas pudieron hacerlo, de hecho. Pero yo no estaba recuperado del todo, por lo que tuve que quedarme descansar dos noches más”, prosiguió.

Tras recuperarse a pleno, Nacho Lucero volvió a salir con la meta que –a esa altura- ya se acercaba a una obsesión: completar los 8.163 msnm del Manaslu, sin asistencia de oxígeno. Pero otras circunstancias –vinculadas al tiempo y no- volvieron a meter la cola para que tampoco la segunda expedición sea la vencida para Nacho.

En el mismo momento en que Nacho se encontraba en esta aventura, los informes de avalanchas y tragedias en el Manaslu fueron moneda corriente en las noticias a nivel mundial. De hecho, Fernanda y Salvi -la familia de Nacho- siguieron con mucha atención los reportes y hasta prendía velas para pedir por la integridad del mendocino. Afortunadamente, vía satelital, el andinista pudo mantenerse en contacto en todo momento con su pareja para confirmar que estaba bien.

Estuve cerca de todas las avalanchas. A una de ellas la vi llegando al campo 3, fue una en la que desaparecieron y fallecieron varias personas. Todo eso también te hace trabajar la cabeza de otra manera. Porque pensás en que hay gente que murió, y te pincha y ya deja de gustar esa idea de verlo como un juego. Los escenarios eran bien feos. Bajé al campo 1 y 2 un día después de las avalanchas y fue deprimente ver que donde estaba mi carpa, ahora estaba todo tapado con nieve y que quedaban apenas retazos de los campamentos. Fue ver a un pueblito destruido”, rememoró con dolor Nacho. Y agregó que entre las víctimas fatales, hubo un sherpa que falleció “tragado” por una de las grietas de la montaña.

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