Pamela y Juan son vecinos, se encontraron en la juguetería por casualidad buscando el regalo de Reyes para sus hijos, ambos tienen cinco años y suelen jugar juntos en la vereda o en la casa de algunos de ellos.
Juan había elegido para su hija Bianca un camión enorme, muy colorido tal como ella ya había pedido en su cartita…
Pamela lo miró extrañada, ella también buscaba algún auto para su hijo Thiago, aunque en realidad él había pedido una cocina con todos los utensilios.
-¿Cómo le vas a comprar un camión a una nena?
-Simple, es lo que desea, se divierte con los autos de sus primos, le gusta ver camiones por televisión, me pregunta hasta por modelos, evidentemente es algo que la apasiona y la hace feliz… ella le pidió a los reyes un camión grande para llevar a pasear a sus muñecas y me pareció una gran idea.
-Si lo ves por ese lado puede ser, pero igual no es un regalo para una nena… Thiago pidió una cocina y no por eso se lo voy a comprar…
-Mirá, sé que tu hijo tiene muchísimos autos y pelotas, tal vez quiere algo distinto, no le preguntaste por qué quiere una cocina? Y la verdad no creo que hayan juguetes de nenes o nenas, son juguetes y ellos juegan según su imaginación…
Pamela dudó por un segundo, sin embargo terminó comprando un auto para su hijo.
Al otro día Juan y Pamela se encontraron en la vereda de sus casas, ella vio lo contenta que estaba Bianca con su camión llevando a pasear a sus muñecas e hizo una muesca de tristeza. Juan la vio que subía al auto y le preguntó cómo estaba.
-La verdad estoy triste, Thiago se desilusionó mucho al ver el auto que le habían traído los Reyes Magos, le pregunté qué le pasaba y me dijo que él quería la cocina para ayudar a su abuela a cocinar galletas para un comedor de niños, porque la veía muy cansada y con los autos que ya tenía se las podía llevar. Por eso vuelvo a la juguetería a comprar su cocina y galletas para llevar juntos al comedor con su abuela junto a autitos que ya no juega…
Bianca estaba junto a ellos, había escuchado todo y dijo que también quería ir y regalar algunos de sus juguetes que ya no usaba…
Y así en la tarde se encontraron una vez más en el comedor todos juntos, comiendo galletas y jugando con sus hijos, sin importar si eran juguetes de nenes o nenas, sólo eran juguetes y con imaginación se convertían mágicamente en transporte y hasta en galletas de verdad para quien lo necesitaba…
