A última hora del lunes River elevó un pedido al área de competencias de la Conmebol para pedir por la sustitución de dos arqueros en la lista de buena fe de la Copa Libertadores ante la baja de sus cuatro especialistas, todos contagiados de coronavirus. Pero a la situación ya de por sí insólitamente difícil que vive el equipo de Marcelo Gallardo, por la que sólo le quedan 10 jugadores sanos para jugar este miércoles contra Santa Fe en el Monumental, este martes se le agregó otra: la Confederación le bajó el pulgar al requerimiento que salió anoche de Núñez, por lo que ante los colombianos sí o sí deberá atajar un futbolista de campo, algo que no sucedió jamás en la historia del profesionalismo en el CARP.
Ahora, claro, en un contexto aún más desvirtuado de lo que ya estaba, Gallardo deberá armar un equipo improvisado con un arquero improvisado, también: en principio, las opciones serían Casco, Maidana o Lecanda. Y, con Enzo Pérez ya descartado, si no incluye a Javier Pinola (que aún no tiene el alta médica por su fractura en el antebrazo derecho pero que puertas adentro dejó en claro que si el equipo lo necesita dirá presente), también arrancará con un jugador menos que su rival y sin relevos. Un hecho que sería histórico. Con la cabeza en que sus futbolistas y los integrantes del cuerpo técnico contagiados se recuperen rápido y sin complicaciones y que no aparezcan más casos en estas horas, River recibió otro duro revés desde el plano deportivo. Obviamente, en este escenario eso es lo de menos.




