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20 abanderados nacionales en una escuela primaria de Godoy Cruz

La Escuela Rawson de Godoy Cruz resultó este año ser un caso paradigmático de un fenómeno que se viene observando en el último tiempo. Cada vez son más los alumnos de 6° que llegan a integrar el cuerpo de bandera. En este establecimiento público, de 122 alumnos aptos para acceder a la Bandera, 20 lograron ser abanderados nacionales.

Se trata de un evento inédito para la educación primaria provincial, tanto pública como privada. No obstante, la tendencia se viene dando en los últimos años con cada vez más cantidad de estudiantes que alcanzan el promedio para portar la insignia patria en los actos de su último año escolar.

Es así como, siguiendo con el caso que más llama la atención, la centenaria Escuela 1-004 Doctor Guillermo Rawson pasó de tener cinco abanderados el año pasado a tener 20 en este ciclo lectivo que está concluyendo. En tanto, para la bandera provincial, en 2022 tuvo tres alumnos y para este ciclo 2023 sumó sólo uno.

Una multiplicidad de factores puede arriesgar una justificación para el aumento de niños y niñas que consiguen estar en el cuerpo de bandera de su colegio. La inspectora regional Centro, Flavia Gatto, quien a su vez tiene a cargo la escuela Rawson, confirmó esta situación.

“No es la primera vez que ocurre ni es la única escuela de la provincia, quizás sí es la primera vez con esa cantidad de abanderados; pero viene pasando tanto en la educación de gestión pública como privada”, asume Gatto. Y nombra a otras escuelas -como la Martínez de Rozas, Murialdo, Dios Padre- que este año también terminaron con muchos abanderados, aunque ninguna llegó a los 20 empates de promedio para portar la Bandera Nacional Argentina.

Así como hace un paralelo con la situación atípica que se dio este año en el ingreso a los colegios de la UNCuyo con un millar de postulantes con promedio 10 absoluto.

“Hay varios motivos para que esto suceda”, declara la funcionaria que asumió su cargo recientemente con la gestión del ministro Tadeo García Zalazar. Y lo fundamenta en dos resoluciones de la DGE que pueden estimular el ascendente número de abanderados.

“Una de las causas es el año de pandemia que no se tabula”, detalla Flavia Gatto sobre ese 2020 de Covid 19 cuyo desempeño escolar no se considera al momento de sacar el promedio para el cuerpo de bandera, algo que seguirá ocurriendo hasta el 2025 y que lleva a sacar el puntaje del alumno de acuerdo a su rendimiento escolar en cuatro, no en cinco años (se considera 1° y 2° como una sola unidad pedagógica). “Esto reduce la posibilidad de que exista diferencia en la suma de los puntajes”, advierte la docente.

De las normativas de calificación, acreditación y promoción de nivel primario de parte de la DGE, Gatto destaca dos: la resolución 1.155 del año 2016 y la 1.949 del año pasado.

“Estas dos resoluciones comprenden la cohorte en este momento de los chicos en grados superiores, y que considera que la calificación se expresará con número entero, sin centésimos, redondeado a 50 o al entero siguiente”, desglosa la inspectora de la DGE sobre estos reglamentos a la hora de puntuar a un alumno y que lleva a tener pocas posibilidades de promedios con escalas más cercanas en las evaluaciones del conjunto.

“Esto hace que haya poco margen de diferencia entre una calificación y otra, y que ese redondeo sea siempre en beneficio del alumno”, apunta en este tema que convierte, por ejemplo, a dos estudiantes empatados en 10 cuando quizás uno tiene 9,51 y el otro 9,99.

Y en este contexto, la funcionaria Gatto asegura que todos los abanderados, en el caso de la Rawson los 20, tendrán al menos una oportunidad para portar la Bandera durante el ciclo lectivo 2024. “En el año tenemos muchos actos protocolares, patrios, otros fuera de la escuela que nos invitan; así que una vez o más van a tener el honor al que han accedido por su mérito académico”, anticipa.

La voz crítica de una maestra

Adriana Infante lleva 31 años en la docencia, de los cuales más de 20 ha sido maestra en 6° y 7°. Con esa vasta experiencia, opina que “es una locura” que haya tantos alumnos integrando el cuerpo de bandera. Y no sólo se sorprende por esta realidad sino también porque seguramente son abanderados con promedio 10 absoluto.

“Es increíble que cada escuela tenga cada vez más abanderados y con la calificación máxima”, afirma y su declaración rememora al hecho reciente en el ingreso a los colegios de la UNCuyo donde por primera vez hubo 1.037 estudiantes con promedio perfecto.

“Sólo me pasó un año que me tocó tener ocho abanderados en una escuela que es cabecera en Maipú, donde había 16. Cuando recibí a esos niños, los ocho eran excelentes alumnos, pero había uno que se destacaba, que tenía más mérito que los demás”, reconoce la experimentada docente.

“Siempre hay uno que tiene las características o el honor de poder portar la Bandera”, dice Adriana y lo compara con una empresa como McDonalds: “Debe tener muchos buenos empleados, ¿por qué entonces elige el ‘empleado del mes’? Porque siempre hay alguien que se destaca por otra cosa que los demás no tienen. Con la escuela debería pasar lo mismo”.

“Esta realidad de 20 abanderados, 12 o al menos 8 abanderados, pasó este año en casi todas las escuelas primarias”, confirma Infante y nos brinda sus razones para que esto ocurra: “Se espera hasta 3° para ver si los chicos se alfabetizan, por ejemplo; entonces eso ya pone la tabla rasa para un montón de alumnos. Puede haber un niño que aprenda a leer en marzo de 1° y va a tener la misma nota que otro que aprendió a leer en octubre de 2° o que una niña que aprendió a leer en agosto de 3°”.

“Se los espera hasta que vayan madurando y cumpliendo esos aprendizajes, por eso 1° no se repite, y después es difícil explicarle a los papás cómo ese niño que antes tenía 10 de golpe en 4° debería tener 7. Por eso se empieza a ser más blando con la calificación que en definitiva no define al niño ese número que da su promedio”. Se pone en riesgo la ponderación del docente que debe justificar su puntaje en un salto cuantitativo hacia abajo.

Y considera que «todo esto se contradice cuando llega la elección de abanderado y escolta que es puramente la suma de notas y de calificaciones donde no se puede ponderar nada». Para ella esto hace que se emparejen tantos chicos. «En el orden de mérito participan hasta niños que han compensado en diciembre de algún año y han rendido bien, y no es correcto, no debería ser así», critica.

En definitiva, para esta maestra de grado la calificación ha cambiado para dar estos resultados que se evidencian en el acceso a honrar la bandera. «Las evaluaciones que hace el Estado nacional o provincial arrojan resultados cada vez peores, y sin embargo hay cada vez más abanderados. Es contradictorio. Algo está fallando, o los docentes no estamos calificando bien o el sistema no está bien hecho para calificar como corresponde. Nos están pidiendo el lápiz blando y no estaría resultando», opina.

Y para finalizar, Adriana se permite una reflexión: “No es sólo lo académico lo que nos forma como personas, seguramente hay chicos que tienen un montón de valores éticos, afectivos, que no importa la nota que se sacan. Es un tema bastante controversial esto de dejar de ver sólo el intelecto para portar la Bandera cuando deberías tener un montón de otras cualidades también”.

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